viernes, 15 de noviembre de 2013

Juan D.

A Juan D. le crecieron los brazos de tal forma que tuvieron que cortárselos porque desequilibraba la órbita de la tierra. El problema era que cuanto más se lo cortaban más rápido le crecían de nuevo y cada vez mucho más largos. La opción final fue cortarle el cuello, así que le metieron la cabeza en una guillotina y le dieron un buen tajo. Al día siguiente no solo había apareció una nueva cabeza, sino que de la cortada y de los brazos amputados habían apareció tres nuevos cuerpos con unos brazos tan largos que acabaron por empujar a la tierra fuera del su trayectoria y precipitarla sin remedio hacia el sol.

©Richard Anthony Archer 2012

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