Llega a casa, como cada día, a las 9
de la noche, cansado de trabajar. Los niños ya están en la cama,
durmiendo, su mujer viendo la tele. La comida está caliente,
sabrosa. Se la come con mucho gusto, dejando el plato limpio de
tanto mojar pan sobre él. Se levanta, friega su plato, se seca las
manos. Se va al comedor, se sienta en el sofá y como cada noche le
propina una paliza descomunal a su mujer. Ella ya no le pregunta por
qué lo hace. Sabe que lo necesita. Es como una droga para él.
©Richard
Anthony Archer 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario