Los tercero y cuartos en llegar fueron
una pareja. Se trataba de los mellizos Sofía y Germán P. No sé si
Joan o Josefina se dieron cuenta pero los dos hermanos repetían los
mismos movimientos y si por un casual hablaban lo hacían a la vez,
sin equivocarse. Todo comenzó hace tres años cuando les dió por
jugar a imitarse; desde entonces ni la psicología inversa los había
conseguido liberar de esa especie de maldición.
©Richard
Anthony Archer 2012
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