jueves, 14 de noviembre de 2013

Pendiente de un moco

Mientras caía al vacío le entraron unas ganas irremediables de estornudar. Tenía pocos segundos para decidir si lanzar el estornudo y manchar las ventanas recién limpias del rascacielos o tratar de salvar su vida adhiriendo el hilo de mocos al edificio y posteriormente trepar por él tal y como hacía el hombre araña en los tebeos de su hijo.

©Richard Anthony Archer 2012

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