Cuatro torpedos directos a un crucero, después de todos ellos les sigue uno más intenso; por último llega un sexto, que es descomunal, y aunque no fue construido en año siniestro, a ver si adivináis cómo todo esto va a acabar.
©Richard Anthony Archer 2012
lunes, 25 de noviembre de 2013
Surealismo literal
Hola Marta, de las cosas que hacer para poder ir al gimnasio, en un momento que se puede decir lo mismo con los datos del vuelo barato, cualquiera puede ser una persona que te parezca bien. Pero no es un desbarajuste de los dos, el problema es que si me entra la verdad, es que me apetece mucho más sencillo que pueda ver directamente el tema.
©Richard Anthony Archer 2012
©Richard Anthony Archer 2012
La esencia de la esperanza
Se acurrucó sobre la cama, a modo de útero artificial; con las piernas entornadas en forma de un cuatro casi perfecto. Se tapó con el edredón, emulando una cálida placenta y apoyó la cabeza sobre la almohada, escuchando con levedad los latidos de su propio corazón, o tal vez podrían ser los de su propia madre... Apagó la luz y se quedó sumido en la oscuridad, tanto daba si lo hacía con los ojos abiertos o cerrados, su habitación no era más que la réplica de un cuerpo inseminado. Al final cedió. Cerró los ojos y como cada noche, soñó con volver a nacer con un nuevo amanecer. Tenía noventa y nueve años y siempre que iba a dormir seguía, sin tregua alguna, con ese mismo ritual.
©Richard Anthony Archer 2012
©Richard Anthony Archer 2012
El Ente
—Mamá el abuelo se me acaba de aparecer. Me dice que nos quiere mucho y vela por nosotros desde el cielo...
—¡Pero que dices niña! ¡Si el abuelo está vivo! Lo veo delante tuyo perfectamente...
En eso Vanessa saca la pistola, que minutos antes había tomado del cajón de su padre, tras robarle la llave, apunta al anciano y le pega cinco tiros. El abuelo cae al suelo, sin vida. La madre grita. Y antes de sucumbir al desmayo escucha a Vanessa decir:
—Perdona mamá se me había pasado este pequeño detalle.
©Richard Anthony Archer 2012
—¡Pero que dices niña! ¡Si el abuelo está vivo! Lo veo delante tuyo perfectamente...
En eso Vanessa saca la pistola, que minutos antes había tomado del cajón de su padre, tras robarle la llave, apunta al anciano y le pega cinco tiros. El abuelo cae al suelo, sin vida. La madre grita. Y antes de sucumbir al desmayo escucha a Vanessa decir:
—Perdona mamá se me había pasado este pequeño detalle.
©Richard Anthony Archer 2012
viernes, 15 de noviembre de 2013
V.I.P.
—¿Tú crees que soy una persona interesante?
— A veces... Cuando cierras la boca, apago la luz y no se te puede ver.
— A veces... Cuando cierras la boca, apago la luz y no se te puede ver.
©Richard
Anthony Archer 2012
Oda a la caca:
¿Qué es la caca? La caca es el
cemento paria que nuestro cuerpo desecha, es quien lleva el aroma de
la parte más corrupta de nuestra alma. La caca es un gusano blando
que recorre nuestras entrañas y que, atrapado en nuestro interior,
sintiéndose menospreciado por nuestro cuerpo, busca refugio entre espasmos y de forma irremediable en lo más profundo de las
cloacas.
©Richard
Anthony Archer 2012
La Orca
Y vivía muy feliz bajo el puente,
alimentándose del cuerpo y alma de los niños que osaban cruzarlo sin
la ayuda de sus padres... Bueno, hasta que llegó María y se lo
comió a él, soltando tras el ágape un soberano eructo de
satisfacción.
©Richard
Anthony Archer 2012
La decisión irrebocable
No quiso que nadie fuese a acompañarle
a la estación. Nunca le había gustado que fuesen a despedirle al
andén. Al cabo de diez minutos pasó un tren. No paró. Aquel no era
el suyo. El que iba a pillar llegaría a la hora señala en su
billete. Iba mucho más lejos que cualquier otro y sólo tenía un
trayecto, el de ida.
©Richard
Anthony Archer 2012
Juan D.
A Juan D. le crecieron los brazos de
tal forma que tuvieron que cortárselos porque desequilibraba la
órbita de la tierra. El problema era que cuanto más se lo cortaban
más rápido le crecían de nuevo y cada vez mucho más largos. La
opción final fue cortarle el cuello, así que le metieron la cabeza
en una guillotina y le dieron un buen tajo. Al día siguiente no solo
había apareció una nueva cabeza, sino que de la cortada y de los
brazos amputados habían apareció tres nuevos cuerpos con unos
brazos tan largos que acabaron por empujar a la tierra fuera del su
trayectoria y precipitarla sin remedio hacia el sol.
©Richard
Anthony Archer 2012
Endoscopia
─¡Mira que son guarros estos humanos
que les gusta que les hurguemos en culo! ─ comento Tzort a su
compañero Ymaym en la sala de investigación del platillo volante.
©Richard
Anthony Archer 2012
¿?
Érase que se era una niña y una
piedra, la piedra la encontraron incrustrada en la cabeza de un señor
que pasaba por ahí y la niña desapareció y no la volvieron a ver
más. ¿Que sucedió?
©Richard
Anthony Archer 2012
Obesina
─¿Y dónde está su hija?
─ Allá arriba, la más gorda de
todas... Dentro de nada la verá bajar rodando.
©Richard
Anthony Archer 2012
¡No me abandones!
Antes de partir hacia África,
Florecilla envenenó la cantimplora de su amado... ¡Es que le quería
tanto!
©Richard
Anthony Archer 2012
Oyoyoyoyoyoyoyooyoyoy
─¡Me he enterado que dentro de 5 mil
millones de años el sol se apagará!
─¡Ay, Gertu! ¿Y qué vamos a hacer
entonces? ¡Yo ya le dije a mi Paqui que no tubiera niños pa
evitarse estos sufrimientos!
─Oyoyoyoyoyoyoyooyoyoy
©Richard
Anthony Archer 2012
El Gourmet
─ ¿Qué tienen hoy para comer?
─ Pues dos delicias señor, por un
lado lo de siempre, el clásico, su favorito: Mierda con cebolla y
azúcar al perfume de eructo de un recién vomitado.
─ ¿El azúcar está cristalizado?
─ Por supuesto, como siempre y la
mierda es del mejor vagabundo, el más tirado y sucio de la ciudad.
Es mierda de primera de la que siempre se le repite día, tarde y
noche y le produce aquella ventosidades espantosas.
─ Hmm, se me hace la boca agua al
pensar en ello ¿Y cuál es la novedad?
─ Una delicia. Vol au Vents de queso
de Cornualles, con aroma de ajo tierno y trocitos de salmón fresco
recién pescado, todo ello macerado con Belle Epoque de Perrier─Jouet
Ah y un toque de gamba blanca de Huelva con virutas de trufa negra de
Périgord.
─Huy no se que hacer... Por un lado,
siempre he sido fiel a mis principios. Pero por otro me gustaría
cambiar, mi estómago ya me lo pide a gritos; pero me da miedo la
novedad. Además las gambas y el salmón siempre los he encontrado
alimentos muy vulgares. Sí, ya lo tengo claro. Voy a seguir fiel a
mi rutina.
─Como usted desee señor. Ya sabe que
siempre estará a tiempo para cambiar de elección.
─ ¿Puede ponerme doble ración de
azúcar sobre la mierda?
─Por supuesto ¡Y sin cobrarle
suplemento!
─¡Muchas gracias! Ah, y tráigame
una Culo Cola Zero sin cafeína...
©Richard
Anthony Archer 2012
TLP
─ ¿Tienes TLP?
─ No, yo tengo PSP, Wii y PS3. Ah,
bueno y PC, TDT, DVD y ADSL pero no TLP. ¿Y eso mola?
─ ¡Tíoooo mola que te cagas!
─ Huy, pues se lo voy a pedir a mis
padres que pronto es mi cumpleaños y queria pedirles un rifle con
mirilla telescópica para matar a todos mis compañeros de clase.
Pero ahora que tú lo dices creo que tener un TLP es mucho mejor!
©Richard
Anthony Archer 2012
Falta de dignidad
─ ¡No lo hagas! ¡No lo hagas! ─
le gritó su novia desde las gradas mientras su amado sostenía el
cubo numero 3 situado en lo alto de la viga.
─ ¿Por qué? ¡Ya sabes que me gusta
llenarme de mierda delante del publico y de paso que se rían de ti!
Y tiró.
©Richard
Anthony Archer 2012
El helado
─ ¡Cómete el helado!
Y Hans Hungerbügten comenzó a
despedazar el cuerpo de su amigo Otto Gunter Slgatt y comerselo a
pedazos.
©Richard
Anthony Archer 2012
El colibrí miope
El colibrí iba, más rápido que el
ojo humano, degustando el néctar de flores, hasta que, de repente, en
un despiste, degustó el aroma del ano de Whisky, un perro pulgoso
y sarnoso que pasaba por allí.
©Richard
Anthony Archer 2012
Los Muntmutns
Los Muntmutns era unos seres muy
valiosos en el universo. Eran diminutos y vivían bajo tierra en un
único planeta, una bola azul diminuta que flotaba en el espacio.
Solían salir a la superficie a respirar, cada 200 o 300 años. Eran
muy felices, bueno hasta que se extinguieron, todo por culpa de
alguien al que se ocurrió la brillante idea de inventar el asfalto.
©Richard
Anthony Archer 2012
La Señora Limón
Nunca conocí la nariz de mi vecina. Un
limón me lo impedía...
©Richard
Anthony Archer 2012
El mecenas
─¡Caga!
─¡No!
─¡Qué cagues!
─¡No!
─¡HE DICHO QUE CAGUES Y VAS A CAGAR!
─Vale, vale cago pero al menos dime
por qué ese afán a que cague...
─Pues, porque te voy a hacer muy
famoso y dentro de unos años, esta mierda tuya, será muy valiosa.
©Richard
Anthony Archer 2012
Rebozafilia
─Me gustan los rebozados, viviría
siempre comiendo rebozados. Sin el rebozado la comida no es nada. Ese
huevo y pan rallado... ese aceite bien caliente, crepitante mientras
dorá los alimentos. ¡Toda una comunión culinaria!
─Sí, que quiere que le diga; el
rebozado está muy bien, a mi también me gusta, pero no me va a
negar de que usted se ha pasado tres pueblos. Porque ya me dirá ¿qué
tiene todo eso con rebozar y freir el edificio donde vive con todos
sus vecinos dentro? ─ le preguntó el comisario Alfons D. a Pere L.
en la sala de interrogatorios de la comisaría de Via Layetana en
Barcelona.
©Richard
Anthony Archer 2012
Funciones especiales
Se buscan payasos para entretener a
niños y ancianos en entorno campestre. Interesados mandar curriculum
y referencias al Herr Sigfrid Grüntengald, 1445 Lindemberg Straße,
Mauthausen─Gusen, Österreich.
©Richard
Anthony Archer 2012
La montaña rusa
─ Mamá ¿ya hemos llegado al parque
de atracciones? ─ preguntó Violeta aun medio dormida.
─ ¡No hija, nos estamos cayendo por
un barranco con el coche!
©Richard
Anthony Archer 2012
La carta
Llamaron a la puerta. Teodoro S. la
abrió personalmente.
─¡Un sobre para usted! ─ Le dijo
un muchacho, vestido como de botones mientras le extendía el brazo
para entregar la misiva.
─Gracias joven. Espera un momento...
─ le comentó el hombre desapareciendo de escena.
Isidora, la mujer de Teodoro, se asomó
por el pasillo. Miraba al chico extrañada pero sin decirle nada. Al
cabo de unos segundo apareció Tedoro.
─Toma esto. Es para que se lo des al
señor Martínez de mi parte ─ y le hizo entrega de otro sobre. ─
Dile que espero contestación con urgencia.
Acto seguido sacó una moneda y se la
lanzó. El chico la pilló al vuelo.
─ ¡No se preocupe señor, se lo haré
llegar! ─ contesto con una sonrisa.
Tras cerrar la puerta Isidora se acercó
a su marido y preocupada le preguntó:
─¿Sucede algo?
─ No cariño, estate tranquila.
─ !Ay Teodoro que me he dado un buen
susto¡ ¿Qué había en el sobre? ¿Son buenas noticias? ¡Dime que
sí, que así me quedo tranquila!
─ Que sí mujer, no sucede nada solo
que le he dicho que para hoy no quiero el menú a la carta que ya
picaré algo que ando un poco desganado...
©Richard
Anthony Archer 2012
Tiempo
Que fácil es matar el tiempo... solo
hace falta un reloj y un buen martillo.
©Richard
Anthony Archer 2012
Nirvana
─¡Hola soy Kurt!
─¿Kurt?
─¡Sí, Kurt Cobain!
─¿Kurt Cobain? Imposible, ¡Kurt
Cobain está muerto!
─¡Ya lo se! ¡Tú también!
©Richard
Anthony Archer 2012
Inmunidad absoluta
─ No tienes nada que hacer conmigo. ─
Le dijo el fantasma a la bala.
©Richard
Anthony Archer 2012
El bañista surealista
Ramón R. fue a la playa. Cruzó a nado
la arena y puso su toalla sobre el agua donde tomó la luna para
quitarse el moreno. De vez en cuando se metía un baño de arena,
buceaba bajo ella y regresaba a descansar a su toalla.
©Richard
Anthony Archer 2012
Monotonía
Llega a casa, como cada día, a las 9
de la noche, cansado de trabajar. Los niños ya están en la cama,
durmiendo, su mujer viendo la tele. La comida está caliente,
sabrosa. Se la come con mucho gusto, dejando el plato limpio de
tanto mojar pan sobre él. Se levanta, friega su plato, se seca las
manos. Se va al comedor, se sienta en el sofá y como cada noche le
propina una paliza descomunal a su mujer. Ella ya no le pregunta por
qué lo hace. Sabe que lo necesita. Es como una droga para él.
©Richard
Anthony Archer 2012
Risoterapia
Cualquier lugar es bueno para reirse...
hasta en un entierro.
©Richard
Anthony Archer 2012
Sabores
─¿A qué sabe tu filete?
─Pues a una mezcla de neopreno con
aroma de madera de barril. ¿Y el tuyo?
─¡El mio sabe al caos absoluto!
─¡Fascinante! ¿Me dejas probarlo?
─¡Sin ningún problema! ¡Pilla tú
del mio!
©Richard
Anthony Archer 2012
Videoconsola Nuppy 3000
Inserte el disco. Pulse Rombo en el
mando de la videoconsola Nuppy 3000 y agítelo; una inolvidable
tormenta de nieve se precipitará sobre su comedor. Pulsando la tecla
Azul y moviendo el mando bruscamente hacia adelante un destructivo
Tsunami asolará su ciudad, tenga o no tenga mar. Si le añade el
sensor TT5RE/SI─A podrá crear epidemias, invasiones zombis y un
sin fin de divertimentos más.
©Richard
Anthony Archer 2012
Enguyendo
─¡Qué solete tan bueno! ─ dijo el
agujero negro enguyéndolo de sopetón. ─ ¡Pero quema un poco!
©Richard
Anthony Archer 2012
Corazón...
Desde ese primer grito, desde ese
primer bofetón, los cimientos de lo que antes había sido su amor se
resquebrajaron irreparablemente. Ana tomó una decisión. No quería
que aquello se prolongase transformándose en una cruel agonía.
Aquella noche, mientras su marido dormía, se levantó, fue a la
cocina y tomando una sartén, le golpeó la cabeza, le arrancó el
corazón, lo cocino y se lo comió sin rechistar.
©Richard
Anthony Archer 2012
Los payasos
─ Buenos días, somos los payasos
¡venimos contratados para amenizar la fiesta!
─ Perfecto. ¿Ven allá al fondo?
¿Aquella chimenea?¿Donde sale ese humo tan negro y tan denso? No
mejor aun, sigan a esos niños los de pijama a rayas... ¡Van a hacia
donde les digo!
©Richard
Anthony Archer 2012
La Tentación
<<Lo llevó a Jerusalén, lo puso
en el alero del templo y le dijo: "Si eres Hijo de Dios, tírate
de aquí abajo, porque está escrito: le encomendará a sus ángeles
para que te guarden, le llevarán en sus manos para que no tropiece
tu pie en piedra alguna". Jesús le respondió: "Eso está
hecho" y se lanzó sin miramientos. Se metió tal hostia que su
cuerpo dejó un cráter de 14 centímetros de profundo. Uriel, que se
encontraba justo abajo, en la trayectoria, se apartó a tiempo.
"¡Serás cabrón!" gritó a Lucifer que se partia de la
risa en lo alto del edificio. "¡Y tú, pringao ya te vale!"
le espetó a los restos del Nazareno, que ahora parecía una tortilla
de dos huevos espachurrada y sanguinolienta.>>
©Richard
Anthony Archer 2012
El Hombre que Amaba a los Camaleones
Llegó a su casa, caminó hacia el
salón que parecía una jungla, pero no por lo desordenado si no por
lo frondoso. Había humedad, sonidos salvajes, vida minúscula. Abrió
la pequeña caja que portaba en sus manos. De ella surgió un
diminuto camaleón. Lo tomó con delicadeza y lo depositó en una
rama. El animal se quedó estático unos segundos luego comenzó a
trepar. Otros semejantes lo observaban desde distintos puntos de la
sala. El hombre sonrió.
Entró en la cocina, convertida en un
lugar tan desértico como caluroso. Una docena de camaleones
reposaban sobre troncos y rocas. Los fogones funcionaban a mil por
hora, ofreciendo a sus habitantes un clima excepcional. El hombre
abrió el armario, sacando de él una caja llena de criaturas que se
movían sin cesar. Eran grillos y saltamontes los suficientes como
para alimentar a aquellos a los que más amaba.
©Richard
Anthony Archer 2012
La bailarina
─ Ya eres libre. Nunca más te
manipularé, ni te doblegaré, ni te explotaré.─ Le dijo el
titiritero a su bailarina mientras el cortaba cada una de sus
cuerdas.
©Richard
Anthony Archer 2012
El sueño de Kafka
Cuando Frank Kafka se despertó
descubrió que sus dedos se habían trasformado en plumas
estilográficas...
©Richard
Anthony Archer 2012
El puzzle
─ Muy bien, muy bien Joselín. Me
alegro de que hayas acabado el puzzle de 10.000 piezas. ¡Pero la
próxima vez lo montas y que las piezas encajen!
©Richard
Anthony Archer 2012
El amante perfecto
─Juani...¿te puedo hacer una
pregunta indiscreta?
─Bueno...sí...dime. ¿De qué se
trata?
─Tu marido... ¿Tu marido qué tal
funciona en la cama?
─Bien. Mi Sergio muy bien.
─Pues mientras tú y yo nos vamos al
bingo ¿por qué no lo envías a mi casa a ver si le enseña a mi
Ignacio a follar como dios manda?
©Richard
Anthony Archer 2012
El valor de lo perdido
─¿Y si nos perdemos cómo nos
encontrará?
─ No te preocupes, ¡removerá cielo
y tierra por buscarnos! ¿Aun no te das cuenta de que somos muy
valiosos para ella? ─Le dijo convencido el pendiente de brillantes
y rubíes a su otro par en la densa oscuridad del joyero.
©Richard
Anthony Archer 2012
Mala memoria
─ ¡Paquita, que no recuerdo si me he
tomado la pastilla de los nervios esta mañana!
─ ¿No te acuerdas? A ver abuela
¿Cuántos dedos hay aquí?
─ ¡Mhhhh! ¡Ay, niña! ¡Si dejas de
mover los tentáculos los podré contar!
─ ¿Tentáculos? Entonces tranquila
que te la has tomado...
©Richard
Anthony Archer 2012
Efectos secundarios
─¿Y esta pastilla para que es?
─ Es para lo nervios. Te ayudará
mucho, ya lo verás.
─ ¡Huy que bien!
─ Te has de tomar una al día siempre
antes de dormir, nunca mientras duermes, entre otras cosas porque te
puedes atragantar con el agua o se te puede quedar pegada en la
garganta y no hacerte efecto. ─ Le apunta la doctora mientras
imprime las recetas.
─ Vale, tomo nota. ¿Y tienen algún
efecto secundario?
─ Nada de lo que te puedas
preocupar... Sólo ganas de suicidarte o de escuchar voces guturales
que surgen de tus empastes y te cantan villancicos sin parar.
─ Ah, vale. Ya me dejas más
tranquilo. Es que me estaba preocupando. Ya sabes que le tengo terror
a los dolores de cabeza, a la letra A mayúscula y a las verrugas
axilares. ¿Sabes qué las otras que me recetaste me producían
costras en los genitales?
─ Ah no, no lo sabía... ¿Te
apetecen hormigas?
─No gracias, ya he desayunado
chinchetas y me ha dicho mi quisoquero que son contraproducentes
mezclarlas.
─ Bueno, Antolin nos vemos dentro de
dos meses y me dices como te han ido. No te olvides de traer esta vez
la Ouija que quiero preguntarle a tu madre la receta del escabeche de
morro de cerdo que se murió sin contármelo.
─Descuide doctora, esta vez no me
olvidaré. ¿Puedo esta vez salir por la ventana?
─Creo que sí, que la pintura ya está
seca. ¡Cuidado con la caca de avestruz que es muy traicionera!
─ ¡No se crea, menos que la de
zarigüeya!
©Richard
Anthony Archer 2012
Disfrutar cocinando
─¿Que le pongo hoy señora Azuzena?
─Pues dos Talgualitos, dos Anudares,
y seis Plotomidias que estén bien frescos.
─¿Se los troceo?
─¡Nooooooo! Prefiero freírlos vivos
y enteros con aceite muy caliente!
©Richard
Anthony Archer 2012
El primer encuentro
Era de noche y llovía a cantaros. Como
siempre yo iba sin paraguas. Me choqué con él nada más girar la
esquina. Le pedí perdón al instante pero no recibí respuesta
alguna. Pensé que el tipo era un maleducado. Alguien al que me
podía haber ahorrado la disculpa. Esa fue la primera vez que vi al
Señor con Ojos.
©Richard
Anthony Archer 2012
Siempre hay prioridades
─Voy a desayunar y lo sabes...
─¡Pero tú me dijiste que me ibas a
amar siempre!
©Richard
Anthony Archer 2012
Sopresa genial
Abrió la lata de tomate para hacer la
salsa de los macarrones y pegó un grito espantoso. En su interior
yacía el cadáver del genio de la lámpara que se había confundido
de refugio tras conceder los tres últimos deseos...
©Richard
Anthony Archer 2012
Excusas
─Cariño... No es por nada pero... te
huelen lo pies...
─ ¿Los pies? ¡Pero si ya sabes que
no tengo pies! Oye, ¿y desde cuando tienes olfato si naciste sin
nariz?
─ Es que verás... quería cortar
contigo y no sabía muy bien cómo afrontarlo.
©Richard
Anthony Archer 2012
Tan real como la vida misma:
─ ¿Sabes qué? ¡Hay una rueda de
prensa de PhilipSoni el jueves que viene!
─ ¿Ah sí? ¿Y qué dan de comer?
©Richard
Anthony Archer 2012
Diálogo de colgados
─¿Tú te drogas?─ Le preguntó la
heroína al caballo.
─No, a mi solo me gusta la hierba─
le contestó él.
©Richard
Anthony Archer 2012
El hombre de los caramelos
─ Nena, nena ven... ¿Quieres un
caramelo?
─ ¡NO, QUE LA ULTIMA VEZ ME PRODUJO
DIARREA!
©Richard
Anthony Archer 2012
La resistencia
Le dio un bocado al croisant y los
habitantes de ese lado que no habían logrado escapar o refugiarse en
el otro extremo perecieron de forma horrible.
©Richard
Anthony Archer 2012
En practicas
─ ¡Vaaaaale ya sabemos cuales son
las causas de la enfermedad! Al parecer la Sra Pelaez era canibal y
se había comido a un bebe! ─ Dijo el cirujano extrayendo la
criatura de la barriga y arrojandola sin miramientos en la cubeta.
©Richard
Anthony Archer 2012
Mando a distancia VM4434E
Como salvarse de un accidente de coche
con el mando a distancia VM4434E: Justo unos segundos antes del
impacto apretar Pause. Al ser un modelo básico se deberá ir pasando
frame a frame para colocarnos dentro de los amasijos de hierros, si
es posible, sin dañar cualquier parte vital de nuestro cuerpo. En el
modelo VM4434F se permite salir de la escena y contemplar como se
producen los hechos sin riesgo alguno.
©Richard
Anthony Archer 2012
Peluqueras RadiKales
─¡Y no te peino más porque me he
vuelto toda una perturbada!
─¡A mi plis me gustan las cosas
claras, la carne mechada, las raíces profundas y las puntas
anarkikas!
─... y el moño piedra...
─Eso, ¡y el moño piedra!
©Richard
Anthony Archer 2012
Envidia de vidrio
─¡Te veo muy rígida!
─¡Calla perraca que por lo menos a
mi no me han vestido de puta! ─ Le contestó una maniquí a otra.
©Richard
Anthony Archer 2012
Para eso están las amigas
─¿Qué te pasa Mery Ann por qué
gritas tanto?
─¡Que he perdido a mi hijo!
─¿A cuál de ellos?
─¡A Pepito!
─¡Ah, no te perocupes! Me lo he
desayunado esta mañana en pan tierno junto una cocacola. !En cuanto
lo cague te lo envío a casa!
─ Ay, gracias Conchi !Este se va a
enterar de lo que vale un peine!
©Richard
Anthony Archer 2012
Salón de belleza
─ ¡Jo tía me fui a hacerme un
peeling y ahora estoy frita! ─ Le dijo la patata al calabazín
─ ¡Pues no que quejes BONITA que a
mi me engañaron con un masaje y me hicieron puré!
©Richard
Anthony Archer 2012
Estilismo
─¡Qué! ¿Estrenando collar nuevo? ─
Le insinuó Micifuz a Tobias desde lo alto del árbol...
©Richard
Anthony Archer 2012
jueves, 14 de noviembre de 2013
La comunicación
Sergio T era mudo y manco de
nacimiento. Ante la imposibilidad de comunicarse con él sus padres
compraron un gramófono y mandaron grabar varios discos con un
listado de mensajes que solían ser frases hechas tipo saludos,
despedidas, afirmaciones, negaciones o simples agradecimientos. De
esta forma al usar los pies con mucha habilidad Sergio hacía correr
la aguja y mantener una conversación más que fluida con ellos.
©Richard
Anthony Archer 2012
Marrakech
─ Hija, tu madre y yo hemos decidido
cambiarte por un camello...
─¡Pero papa!
─Debes compréndelo... La droga está
muy cara, además tú comes como una lima...
©Richard
Anthony Archer 2012
Pendiente de un moco
Mientras caía al vacío le entraron
unas ganas irremediables de estornudar. Tenía pocos segundos para
decidir si lanzar el estornudo y manchar las ventanas recién limpias
del rascacielos o tratar de salvar su vida adhiriendo el hilo de
mocos al edificio y posteriormente trepar por él tal y como hacía
el hombre araña en los tebeos de su hijo.
©Richard
Anthony Archer 2012
Las últimas palabras del Sr.Pons
─ Ven, acércate... ─le dijo el
moribundo a la niña.
Elenita caminó temerosa hacia la cama.
Conocía el señor Pons de toda la vida. Era casi un padre para ella
pero la muerte se le reflejaba en la cara perfilando sus facciones
otrora regordetas y llenas de lozanía.
─ Dáme la mano... Quiero decirte
algo.
Su voz era casi un susurro y su
respiración sonaba como cuando ella pillaba un catarro y su garganta
rugía sin poder evitarlo.
─Me voy Elenita. Me estoy muriendo.─
Tosió ─ ¿Sabes lo qué significa?
─Sí... Lo sé. ─ Contestó la niña
tratando de contener las lágrimas. Acto seguido se subió a la cama
y le dio un fuerte abrazo. Su madre trató de separarla. El señor
Pons le hizo un gesto y la mujer la dejó en paz.
─ Lo que quiero decirte es muy
importante. Es algo que no has de olvidar nunca. ¿Me lo prometes?
─ Sí, lo prometo.─ Sollozó la
pequeña mientras abrazaba su pecho.
El hombre acercó su boca al oido de la
niña y le musitó algo. Una cosa que sólo ella pudo escuchar. La
niña reaccionó de inmediato dando un grito, saltando de la cama y
desapareciendo de la habitación completamente desquiciada. Su madre
corrió tras ella.
La encontró en la cocina. Acurrucada
bajo la mesa. Apretaba con los brazos las piernas. Escondía la
cabeza entre el hueco de las dos rodillas. Lloraba sin parar.
─¿Qué ha pasado? ¿Por qué lloras?
¿Qué te ha dicho el señor Pons que te ha impresionado tanto?
─ ¡Mamá!─ Gritó la niña y se
lanzó a sus brazos.
─ No pasa nada. Todo va bien...
─ ¡No quiero que se muera! ¡Mamá
por favor haz que no se muera!
─ Eso es inevitable cariño, no hay
marcha atrás. Al señor Pons le queda muy poco de vida.
De repente la señora Cristina, vecina
del quinto entró en la cocina en un mar de lágrimas.
─ Acaba de morir... ─ anunció.
Elenita la miró aterrada. Rompió a
gritar y a patalear.
─ ¡No se puede morir! ¡No mamá,
haz que vuelva por favor!
─ Ya se que lo querías mucho mi amor
pero...
─ ¡Noooo nooooo hazque vuelva a
viviiiiiiir!
─ ¡Ya basta! ¿Me quieres decir por
qué ese afán por resucitar al pobre señor Pons?
─ Es por lo que me ha dicho mamá.
¡No puede morirse!
─ ¿Por lo qué te ha dicho? ¿Y que
es esa cosa tan importante que te ha confesado niña?
─ ¡Pues me ha amenazado con que una
vez que él muera su espíritu vendrá cada noche a mi cama y me
tirará del dedo gordo del pié!
©Richard
Anthony Archer 2012
El planeta dulce
Erase un planeta de bizcocho, fresa y
crema; con ríos de regaliz, nubes de azúcar, campos de chantillí y
piedras de caramelos. Las montañas eran helados de crocanti y los
mares gelatina de mil sabores que rompían en grandes playas de
sidral. El orgullo de sus habitantes. Fijaos si lo amaban que incluso
sacrificaban sus vidas muriendo de hambre con tal de no comérselo y
dañar el ecosistema.
©Richard
Anthony Archer 2012
El empujón
─ ¿Podría decirme por qué me está
empujando tanto joder?
─ ¡Pues porque el puto monstruo me
esta dejando la espalda hecho un cristo con tanto zarpazo!
©Richard
Anthony Archer 2012
En la cueva
Se encendió una lucecita ante tanta
oscuridad. Luis se acercó a ella y se dio cuenta que era una
diminuta luciérnaga tan perdida como él.
©Richard
Anthony Archer 2012
Eloísa
Eloísa era una virtuosa del canto. Su
voz era pura y cristalina. Había perfeccionado la técnica cada día
hasta llegar a un grado de perfección más allá de los límites.
Siempre le gustaba asomarse a la ventana y cantar arias y todo tipo o
canciones populares. Pero Eloísa ahora era una mujer muy triste. La
llegada de la epidemia había dejado al planeta sordo
irremediablemente, incluida a ella misma.
©Richard
Anthony Archer 2012
Cumpleaños cruel
─ ¡Sopla, sopla las velas de tu
tarta de cumpleaños que se te concederá un deseo! ─ Le pidieron
todos a Susanita P la famosa niña sin boca.
©Richard
Anthony Archer 2012
Dependencia mutua
─ ¡Eres una puta yonki!
─ ¡Es qué me tienes enganchao!
─ ¡Pues te voy a dejar!
─ ¡No qué me entra el mono y me
pongo mu chunga!
─ No se que voy a hacer contigo...
─ Darme más de ti...
─ La culpa es mía, ya te dije que
soy muy tóxico...
─ Ya, y yo mu vulnerable...
©Richard
Anthony Archer 2012
Ver la realidad
Y todos los ciegos del mundo se
quitaron las vendas de los ojos y de repente se dieron cuenta que los
médicos les habían mentido y que en realidad si podían ver.
©Richard
Anthony Archer 2012
Sufrimiento eterno
─Pobrecito Damián.
─Sí, con sus ciento diez años
recién cumplidos. Casi en el mejor momento de su vida.
─Ya...No somos nadie...
─ Pues no...
─¿Y qué va a pasar con ella?
─Tranquila, su madre es fuerte, aun
tiene cuerda para rato...
©Richard
Anthony Archer 2012
Desilusión
─ ¡Qué será! ¿Qué habrá
dentro?─ Paquita estaba entusiasmadisima con descubrir qué le
habían regalado sus primitas. El paquete pesaba mucho. Ella
arrancaba el papel de regalo con desesperación haciéndolo jirones y
esparciéndolo por todo el suelo.
─ Oh... ─ musitó con un tono
triste─ unos patines...
─ ¿No te han gustado cielo?─ Le
preguntó su tía.
─ Sí, gustarme me gustan pero... Os
recuerdo que soy paralítica.
─ ¡No te preocupes! ─ le animó su
prima Rosita─ ¡Siempre los puedes cambiar por un patinete!
©Richard
Anthony Archer 2012
¿Qué es un banquero?
─ ¡Mamá, mamá! ¿Qué es un
banquero?
─ Es como una sanguijuela pero con
brazos y piernas.
─ ¿Y un político?
─ Lo mismo pero como la sarna...
©Richard
Anthony Archer 2012
Libertad
Y los esclavos rompieron las cadenas
que los ataban a sus amos y las clavaron en el suelo, aquel que
habían trabajado con su sudor y su sangre.
©Richard
Anthony Archer 2012
Dia de terapia: Silla 1: El hombre sin barreras
Se sentó en una silla, parecidas a las
de la cocina. Había como unas diez más situada en corro esperando
ser ocupadas. La sala era grande y luminosa. Olía a lejía. Esperó.
Joan T esttaba nervioso. Se preguntaba cuantos otros como él iban a
acompañarle en esa especie de terapia. Ojo, hay que aclarar que él
no estaba loco, simplemente podía ver con los párpados cerrados.
©Richard
Anthony Archer 2012
Dia de terapia: Silla 2: La muda
Josefina S llegó la segunda. Se sentó
justo en frente de Juan T. Le saludó moviendo la cabeza. Él lo hizo
de forma tímida. Josefina no hablaba mucho. Antes sí. Demasiado.
Pero desde que se cortó la lengua y se cosió la boca las cosas
habían cambiado. En el todas partes la repudiaban. Era una pária.
Su problema: Expulsaba de su boca y a grito pelado los pensamientos
de los demás.
©Richard
Anthony Archer 2012
Día de terapia Silla 3 y 4: Los mellizos
Los tercero y cuartos en llegar fueron
una pareja. Se trataba de los mellizos Sofía y Germán P. No sé si
Joan o Josefina se dieron cuenta pero los dos hermanos repetían los
mismos movimientos y si por un casual hablaban lo hacían a la vez,
sin equivocarse. Todo comenzó hace tres años cuando les dió por
jugar a imitarse; desde entonces ni la psicología inversa los había
conseguido liberar de esa especie de maldición.
©Richard
Anthony Archer 2012
Día de Terapia: Silla 5: El borracho
El quinto en llegar fue Julián F.
Caminaba de forma extraña como si fuese entre borracho y ciego.
Nadie esbozó una sonrisa. Era raro porque en otro ambiente si
hubiera sucedido. Julián palpó la silla y con cuidado se sentó en
ella. Saludó a los allí presentes y los demás respondieron. Julián
no era ni ciego ni borracho, simplemente veía el mundo en dos
dimensiones.
©Richard
Anthony Archer 2012
Diagnostico concreto
─ ¿Si le pincho aquí nota algo?
─ No...
─ ¿Y aquí?
─ Tampoco...
─ ¿Y si le golpeo aquí?
─ No he notado nada... ¿Es grave
doctor?
─ Bueno, creo que ya se qué es lo
que le pasa.
─ ¡Dígamelo doctor, estoy preparado
para lo peor!
─ Vamos a ver ¡Lo que a usted le
pasa es que carece de sentido del humor!
©Richard
Anthony Archer 2012
El Gran Desafío
─¿Está usted seguro?
─¡Sí, lo estoy!
─¡Pues que así sea! ¡En la puerta
numero tres, no se lo pierdan señoras y señores, el Señor T. va a
tener que enfrentarse al desafío más grande jamás televisado ya
que deberá despulgar con sus propias manos a un Tigre de Bengala al
que le hemos dejado una semana entera sin comer! ¡Sin duda ha tenido
muchísima suerte!
©Richard
Anthony Archer 2012
Salto de fe
Y Jesucristo decidió aterrizar de
nuevo en la tierra pero esta vez lanzándose sin paracaídas. Del
guarrazo que se metió volvió a subir y pasarse de largo los cielos.
©Richard
Anthony Archer 2012
Blancanieves: Otro punto de vista
El príncipe se inclinó hacia la joven
que yacía dormida en su ataúd de cristal. Los enanos lloraban
desconsolados a su alrededor. Él acercó sus labios a los de ella y
le entregó un intenso beso de amor. Entonces ella abrió los ojos y
le arrancó los labios y la lengua de un bocado mientras le hundía
los ojos en las cuencas. Los enanos huyeron despavoridos.
Blancanieves se había convertido en zombie.
©Richard
Anthony Archer 2012
Pimientos
─ ¿Mamá qué hay para comer hoy?
─ Pimientos rojos con patata
─ Pero mamá si estamos en Europa en
mitad del siglo XIII y esos alimentos aun no se han descubierto!
─ ¿Qué pasa, es que no puedo ser
una adelantada a mi época?
©Richard
Anthony Archer 2012
Despersonalización
─¡Mamaaaaaa en la puerta hay una
señora que dice que soy yo! ¿La dejo pasar?
©Richard
Anthony Archer 2012
Clara
Clara es bella como una paella. Su cara
es redonda y llena de granos; sus cejas dos pimientos morrones
pintados a modo de sorpresa. Sus ojos dos mejillones, oscuros como el
azabache; su nariz una gamba y sus labios un limón cortado muy fino,
perfecto, mirando hacia el espacio sideral. Son sus orejas dos aros
para asisrla de la cabeza cuando se quiere escapar.
©Richard
Anthony Archer 2012
De lo perdido...
Todos tenemos algo que perder: algunos
la cordura, otros la libertad, otros la dignidad, otros la vergüenza,
otros la cartera, otros el apéndice, otros una muela, otros en el
bingo, otros las llaves del coche... Pero siempre cuando se pierde
algo se gana por otro lado, en mucho de los casos un cabreo de copón
bendito.
©Richard
Anthony Archer 2012
Sopa de teclas
Bajó subiendo por las escaleras y
salió entrando por la habitación, todo el rato con el rallador de
patatas entre las manos. Cuando llegó aún había peces saltando
felizmente desesperados sobre la moqueta. Mientras, una banda de
mariachis tocaba, con alegre frenesí, un triste adagio animando al
resto de criaturas acuáticas a atravesar sin temor los cristales
intáctos de la pecera.
©Richard
Anthony Archer 2012
Fashion Style
─ ¿Cómo voy?
─ ¡Huy superdivina tía pero... ¿Era
necesario el papel de water cagao asomándose por la parte de atrás de
tu pantalón?
©Richard
Anthony Archer 2012
Ángela
Mamá nunca me dejaba jugar con Ángela.
Decía que mi hermana estaba muy delicada, que una simple brisa de
verano podría ocasionarle serios problemas de salud. Yo me aburría.
Mucho. Por eso decidí raptarla. Por la noche, mientras todos
dormían. Ahora jugamos juntas. A todas horas. Ella en su lecho bajo
tierra y yo sobre ella tejiéndole coronas de flores.
©Richard
Anthony Archer 2012
Tinta de saliva
Escribió con la lengua sobre la
espalda de su amada el más bello poema de amor que jamás se haya
escrito.
©Richard
Anthony Archer 2012
Amor eterno
Le abrazó y le llenó de besos.
Apoyando su cabeza su pecho le dijo cuanto lo amaba y que no iba a
dejarle nunca jamás. En ese momento alguien en le dio un toquecito en
la espalda. Ella se desprendió. Fue cuando se dio cuenta de que su
novio estaba a unos tres metros de distancia entre ella y aquel
desconocido.
©Richard
Anthony Archer 2012
Osrever
Le despertó un sonido extraño. Venía
de la cocina. Era su madre cantando. Parecía hacerlo en otro idioma.
¿Ruso? Se acercó a donde estaba. La mujer preparaba la comida. De
repente ella se giró, le sonrió y le dijo una frase ininteligible.
Acto seguido salió de la estancia caminando hacia atrás. Él la miró
desconcertado. Aun no se había percatado de que el mundo había
comenzado su fase de retroceso.
©Richard
Anthony Archer 2012
El Hombre que Vendió su Barriga
Erase que se era un señor muy gordo
que decidió poner en venta su barriga. En realidad hacía mucho
tiempo que quería deshacerse de ella porque no... (¡Huy, esperad
que me llaman por teléfono!)
Pues bueno como iba diciendo...
... era justo ver que en la calle tanta
gente delgada y con cara de apesadumbramiento. ¡Es que había mucha
hambre! Y como él siempre había sido una persona muy... (¡Joder,
otra vez el telefono!)
A lo que iba (aprovechando que he
dejado el teléfono descolgado)
...solidaria, a pesar de pertenecer a
una familia muy poderosa, con grandes influencias en el campo de la
política y la economía de su país. Así pues, decidió crear una
ONG donde él se ofreceria a donar su grasa de forma completamente
altruista a aquellos que les hiciese falta y... (esperad que me está
sonando el móvil)
Bueno, yastá!!!! Teléfonos apagados.
...no tuvieran nada con lo que poder
engordar ya que apenas había comida (toda la tenian los ricos como
él) La iniciativa fue exitosa. Las colas de pobres, delgados y
desmejorados, era tan larga que parecía no tener fin. El hombre iba
donando su grasa, conectado a modo de bypass desde su tripa a la de
los necesitados, mientras... (¡JODER! ¡JODER! ¡JODER! ¡Ahora la
puta puerta!)
...por otro lado una máquina se
encargaba de alimentarlo casi las 24 horas, los 7 dias de la semana.
Hombres, mujeres, niños y niñas se agolpaban noche y día. La
mayoría se iban satisfechos con sus panzas bien repletas. Con el
tiempo llegaron a tomarlo como un dios y venían de todas partes del
mundo a...
(Ups un retortijón enseguida estoy de
nuevo con vosotros)
(uff que mal momento he pasao)
...adorarle. Su camilla era un templo,
adornada con flores y velas de todos los colores. Cuando llovía un
ejercito de paragüas le cubría mientras él iba engullendo manjares
y la grasa iba saliendo de su cuerpo sin cesar. Un día comenzó a
suceder algo extraño...
(¡Coño que se había olvidado que
tenia la sarten al fuego!)
...aquellos que recicbían su grasa
enfermaban y morían. Él también tardó en padecer los primeros
síntomas pero de forma más leve. De repente nadie quería verlo y
comenzó a recibir insultos y amenazas e incluso agresiones anónimas
en forma de pedradas. Una tarde se le acercó un hombre...
(Pues no era sed)
...alto y aspecto elegante. Se plantó
frente a él y dijo:
─ ¿Quién se cree que es tratando de
devolver la felicidad a quienes nos alimentan, incluido usted mismo?
No tiene ningún derecho a cambiar aquello por lo que hemos luchado
tanto tiempo.
Acto seguido chascó los dedos. Dos
hombres aparecieron en escena y se llevaron al hombre gordo en un
coche y nadie lo vio jamás.
©Richard
Anthony Archer 2012
Vuelta a empezar
Otra operación, otra vez dolor, otra
vez volver a empezar la recuperación... Aquel extraño rifirrafe del
destino ya le estaba cansando. Vamos, que agotaba la paciencia hasta
del mismísimo Job. La resignación ya no era un algo efectivo en su
universo. Tampoco lo eran las palabras de aliento de los de su
entorno, todas ellas bienintencionadas pero incluso ya carentes de
vida. Habían sido tantas veces que no eran más que montones de
sonidos monótonos y tan inútiles como los lazos de los regalos, que
aunque bonitos nunca servían para nada ya que ni se podían utilizar
de asa para transportar la caja, ni mucho menos para sujetar el papel
que lo envolvía. Para ello existía el celo, insignificante pero
cumpliendo siempre su trabajo a la perfección.
Aun estaba grogui pero pudo alzar la
cabeza y echar un vistazo a la venda que tapaba la parte alta de su
abdomen. “Queda inaugurado un nuevo tramo en el mapa de carreteras
de mi cuerpo” ─ Se dijo con cierta ironía.
Levantó los antebrazos. Ambos pesaban
demasiado así que decidió por usar el de la derecha que además no
tenía el gota a gota. Recordó que una vez le llegó a sugerir a la
enfermera jefe que porqué no se lo implantaban, ya, de por vida. Se
lo recordaba más puesto que sin él; hasta sentía nostalgia cuando
no lo quitaban o no formaba parte de su cuerpo.
Se palpó la nariz. En la última
intervención se la partieron. No sabía si fue de un codazo, o
porque alguien se le escapó la bandeja de los instrumentos
quirúrgicos y aterrizó sobre su cara o porque se les escurrió de
la mesa de operaciones a la camilla o porque los cirujanos utilizaban
a pacientes anestesiados como gallos de pelea durante los momentos de
ratos muertos... Esta vez la nariz estaba bien. Con un fantástico
tubo nasogástrico pero no rota.
No sabía lo que le daba más miedo si
las operaciones o lo que sucedía después. Siempre se preguntaba
porque extraña ecuación siempre tenía la mala suerte de atraer
todo tipo de desgracias y/o efectos secundarios a sus
postoperatorios. Y mira que había tenido muchos...
Una vez le operaron de cataratas en su
ojo derecho. Fue una operación muy delicada y sobre todo muy
dolorosa. El oftamólogo le dijo que fuese con cuidado extremo, que
se pusiera las gotas, que evitase la luz directa, el polvo, las
corrientes de aire y una veintena de consejos preventivos. Cuando
llegó a casa, apagó las luces del salón, se quitó la venda y se
fue a colocar la gafa de sol que le habían dado en la clínica. Pues
bien, de los nervios la gafa se le escurrió de las manos y fue a
parar al suelo. Como aun veía menos que un topo se agachó a
recogerla. Al estar aun con el mareo, perdió el control y se agarró
de forma institiva a la manecilla del mueble bar. Este, del peso, se
abrió de sopetón golpeándole la cabeza y haciéndole escuchar
pajaritos en el suelo. La botella de Gin Larios no pudo soportar
tanta tensión y decidió suicidarse descendiendo por su punta
directamente hacia el centro de su ojo recién operado. El resultado:
Ceguera instantánea e irreversible.
En otra ocasión, mientras se limpiaba
en casa una de las heridas de su última y delicada operación de
estómago comenzó a sacar de entre los puntos una especie de
trocitos de plástico verde. Los fue colocando sobre la mesa como si
fuesen extrañas piezas de un rompecabezas. Cuanto más limpiaba más
aparecían y su nivel de terror iba en ascenso. Llamó al hospital y
le sugirieron rápidamente que fuese de urgencias. Y allí fue.
Diagnostico: Una venda olvidada que ya comenzaba a pudrirse. Una vez
pilló un virus muy raro en el quirófano que casi acaba con su vida.
Era una cepa tan desconocida y virulenta que tuvieron que aislar toda
la planta. Hasta salió en los periódicos.
Ahi no acaba todo... Dos semanas
después de una operación de colon, fue a hacer de vientre (le
costaba horrores desde que le habían intervenido) y descubrió como,
de entre sus nalgas, se asomaba un dedo, luego otro hasta aparecer
una mano flácida y pálida como la de una momia. Al parecer el
cirujano, vete a saber porqué, confundió su intestino grueso con la
papelera séptica, de esa donde arrojan los guantes.
Una vez acudió al hospital a operarse
de la vesícula. No sólo no le operaron de la vesícula sino que
despertó sin un riñón, con dos costillas rotas y el pié derecho
fracturado debido a un choque entre dos camillas nada más salir del
quirófano. Gracias a ellos descubrieron que se celebraban carreras
clandestinas entre camilleros. En esa ocasión el suyo no solo perdió
el trabajo sino también la apuesta. Por cierto, su camilla había
sido la que se había llevado el peor impacto.
Suspiró. Miró al techo de la
habitación. No solía rezar. Había perdido las ganas. ¿Para qué?
Si tarde o temprano algo malo le iba a suceder... Llamaron a la
puerta. Tres golpecitos. Era las primeras visitas. No tenía muchas
ganas pero había de agradecerlo de alguna forma. Es lo menos que
podía hacer...
Cuando entraron y se acercaron sonrió.
Ellos no. Le miraron con cierto horror. Enseguida puso cara de
preocupación. Comenzó a sudar. ¡Otra vez había vuelto a pasar! En
esta ocasión había regresado del quirófano sin dientes. Bueno no
del todo... Su boca, bajo la mascarilla, era un agujero negro donde
se asomaban restos de estalactitas blancas que ofrecían hacia los
demás un aspecto entre lo lo más absurdo y lo inquietante.
©Richard
Anthony Archer 2012
Olores
─¡Ufff huele a la abuela! ─ Le
dijo el niño a su madre tras pasar delante de la bacaladería.
©Richard
Anthony Archer 2012
Disciplina
A papá le gustaba castigarnos. Nos
hacía correr desnudos a mi hermano y a mi todo lo largo y ancho del
patio. Disfrutaba de esas carreras sobre todo cuando hacía o
muchísimo sol o llovía a cantaros. Era de extremos. A veces invitaba
a sus amigos, gente necia y rastrera como él que apostaban cual de
los dos íbamos a llegar el último. Si mi padre perdía dinero se
enfadaba y nos apaleaba. Si ganaba era mucho peor...
©Richard
Anthony Archer 2012
El Arte de la Guerra
Pletonio II gozaba matando a los niños
de sus enemigos con sus propias manos. Una tarde, en el campamento
apareció su sirviente con un joven rubio como el sol y de piel
blanca como la leche.
─Señor le traigo...
De repente se abalanzó sobre el
querubín. Tras varios golpes de espada lo dejó desparramado por toda
la tienda.
─ ...a su único hijo el joven
Antonio. Deseaba compartir con su padre el arte de la guerra.
©Richard
Anthony Archer 2012
Tradición surrealista
¡Yo me quiero casar del revés y entrar
bocabajo en la iglesia! ¡Que los invitados nos arrojen brasas heladas
y el cura salga de flamenca bailando una jota!
¡Luego patinar por un bosque en llamas hasta
llegar a una playa de pegamento surcar los mares sobre una piedra y
arrancar bigotes a los piratas!
©Richard
Anthony Archer 2012
Demasiado Tarde
─!Ahhhh! ¿Qué es eso?
─Un col...
─...leoptero? ¡Argssss. espera que
mato al escarabajo!
¡PAFFFFF! (zapatazo que le endiña)
─...ibrí!
©Richard
Anthony Archer 2012
Desidia
La perra salió disparada hacia la
puerta de la calle. Era un animal muy educado y nunca hacia sus
necesidades dentro de casa. En cuanto entró en el pipi can sus
esfínteres se abrieron y dejaron todo inundado de orines y heces. Su
dueño la miró alucinado. Suerte que no tenía que recoger eso. La
perra también le miró. Con odio. Hacia como dos semanas que se
había olvidado de sacarla a pasear todo por culpa de Facebook.
©Richard
Anthony Archer 2012
El don de la palabra
Abrió la boca. Su lengua se movió
como tratando de articular palabra. Mi madre y mi tía lloraban
emocionadas. Se abrazaron con fuerza. Nadie apartaba la vista de él.
Hizo varios esfuerzos. Su garganta se agitó y tras unos segundos
llenos de suspense surgió de su boca algo parecido a un eructo,
profundo y pestilente.
─Ya os decía que por mucho que lo
intentemos el perro no va a hablar jamás!─ comentó mi padre.
©Richard
Anthony Archer 2012
El útero
Amaba tanto a su mujer que cuando
hacían el amor la empujaba con violencia. Un día ella se enfadó.
Él, llorando, le contestó que al igual que sus hijos deseaba con
locura habitar el interior de su útero. Su máximo anhelo era
envolverse en una placenta y alimentarse de ella mediante un cordón
umbilical. Ella lo miró asqueada. Dos días más tarde, cegado por la
incompre+nsión, la asesinó junto a sus dos pequeños.
©Richard
Anthony Archer 2012
La momia
Se abrió el sarcófago, entre un
fuerte estruendo y una densa polvareda. Ahí estaba el faraón,
encorsetado en sus vendajes,con los ojos de muñeca abiertos como
platos. Sir Rathborne respingó, la leyenda era cierta, ahora la
maldición caería sobre cada uno de ellos. Bueno no, el que se pegó
un guarrazo fue la momia... a ver si os pensáis que tras miles de
años iba a tener los músculos de las piernas tonificados.
©Richard
Anthony Archer 2012
Origami
Me pliego hacia mis adentros y me hago
un Origami en forma de seta, cien serpientes danzan en la playa de
lava todas agarradas de la mano. Jamones salados se cuecen entre
nubes radioactivas y ochocientas treinta y una piruletas devoran el
pié de un bebe que bebe con desgana el vino blanco tinto un porrón.
No son los chocotripis eres tú que estás leyendo.
©Richard
Anthony Archer 2012
La Denuncia
─¡Vengo a poner una denuncia!
─¿Y a quién va a denunciar usted?
─¡Al Papa de Roma!
─¿Y eso? ¿Por qué?
─¡Por besar a mi bebe!
─Pero señora ¡eso debería honrarle
más que ofenderle!
─¡Es que le besó con lengua!
©Richard
Anthony Archer 2012
Una de dos
Mamá nos quería a las dos hijas igual
pero a Claudia le pegaba, humillaba, escupía, hacia llorar, ofendía
y castigaba. Encima mi hermana se quejaba de que era una desgraciada
y de que a mi solo me daban amor.
©Richard
Anthony Archer 2012
Ovaciones
─ ¿Por qué te aplauden niña?
─ ¡Qué no me aplauden abuela! ¿Qué
son las croquetas que estoy friendoooo!
©Richard
Anthony Archer 2012
Protocolo
─!Huy qué pasa la Reina! ¡Rápido,
saluda con la mano!
¿Con cuál?
─¡Con cuál va a ser... con la que
acabas de arrancar!
©Richard
Anthony Archer 2012
Oda al Pedo:
Oh pedo, kamikaze de los intestinos,
rémora de los excrementos, tu perfume anticipas su llegada al final
del camino; Eres el eructo del ano, la voz de nuestro culo, la
trompeta del juicio final. Tú que impulsas nuestro caminar, que
causas risas, vergüenza y escándalo a partes iguales. Tú, ese gran
invisible incomprendido.
Hay mares salados, dulces y también
mares humanos, hay piscinas como mares y embalses que son mares en
mitad de la montaña, sobre todo si eres una hormiguita, lo mismo
pasa con los charcos o los vasos de agua si eres una bacteria. Si
bebemos nuestro estómago se vuelve un mar tempestuoso que pide
escaparse a través de los riñones y regresar al todo.
©Richard
Anthony Archer 2012
El vacío
La gente hueca es aquella que sólo
sabe mostrar su cuerpo desnudo
©Richard
Anthony Archer 2012
miércoles, 13 de noviembre de 2013
Autógrafo
─Vengo a que me firme un libro...
─¡Encantado! Pero... ¡este libro no
lo he escrito yo!
─¡Ya lo sé, pero sale usted!
©Richard
Anthony Archer 2012
El sueño
Cuando dormimos dicen nos vamos a otro
mundo, un mundo absurdo donde vivimos otra vida. Una existencia tan
valida como la que llamamos consciencia, eso sí, poblada de
incongruencias pero que curiosamente no nos sorprenden lo más
mínimo. ¿Y si lo que llamamos sueño es la realidad y no esto no es
más que un sueño?
©Richard
Anthony Archer 2012
Riesgos
Asomó la cabeza por el marco de la
puerta. Cuando volvio a meterla le faltaba una oreja y la nariz,
había perdido un ojo y tenía el resto del rostro cubierto de
sangre.
─¿Qué ya se puede salir? ─ le
preguntó una voz femenina desde lo alto de las escaleras.
─¡No cariño, aun hace mucho viento!
©Richard
Anthony Archer 2012
De profesión...
─Y tu hijo ¿a qué se dedica ahora?
─Pues lleva ya un tiempo picando
piedra.
─Huy, ¡no me digas que ha encontrado
trabajo en la cantera!
─¡Qué va! Resulta que un día se
llevó mi coche sin permiso y me lo trajo todo abollado entonces me
cabreé mucho, lo narcoticé en la cena y lo emparedé en el sótano
con la única compañía de una cucharilla. Ahí sigue pica que te pica
a ver si logra escapase.
©Richard
Anthony Archer 2012
Oda al vómito
El vómito es un proyecto de excremento
que jamás tendrá lugar. Es como una diarrea impaciente, rebelde y
pija cuya única via de escape es el esófago surgiendo entre
espasmos y borbotones de nuestra boca, convertida en ese momento un
ano ocasional. El VomitArt, o estampar nuestros jugos gastricos con
creatividad debería e cotizarse en sumas muy ellevadas en selectos
ambientes culturales.
©Richard
Anthony Archer 2012
Caso 1412#JT Chris A.
─¿Y dice usted que está poseída?
─Si, señor
─¿Por haberse comido una magdalena
glaseada?
─¡En la que se había escondido
Belzebú!
─ Y ahora usted le está obligando a
salir vomitando todo lo que come...
─ Por supuesto, él quiere crecer
dentro de mí. Yo no le dejo, lo mato de hambre y hago que mi cuerpo
sea más pequeño.
©Richard
Anthony Archer 2012
La casa Oblicua I: La Ganga
Compraron la casa no sólo porque era
una ganga, si no por ser preciosa a rabiar. Grande, espaciosa, muchas
habitaciones y baños y una cocina de lujo. El único problema era
que la casa era indomable. Lo notaron en cuando pintaron una
habitación. Al día siguiente el color de la misma había cambiado
por completo. Era tan horriblemente chillón que incluso dolía de
tan solo mirarlo...
©Richard
Anthony Archer 2012
La Casa Oblicua II: Cambios
Aquella casa tenía un algo especial
que hacía que sus habitantes se comportasen de forma absurda. Por
ejemplo, a mis padres les dio por poner parquet en el suelo del
salón... sí, ya se que eso no tiene nada de extraño, lo peculiar
es que también se les ocurrió acolchar y tapizar el centro del
suelo, justo donde iba a ir la mesa donde comíamos.
©Richard
Anthony Archer 2012
La Casa oblicua III: La Columna
En la columna, junto a la pared, había
un desconchado, bajo él una serie de bultos. Comencé a retirar
restos de yeso hasta que mis dedos arrancaron como el hueso de un
aguacate. Cuando retiraba el quinto escuché un grito. Surgía del
respiradero, en lo alto de la columna. Unas toscas y diminutas manos
arrancaron la rejilla y un ser, parecido a una estatuilla africana,
se abalanzó sobre mi.
©Richard
Anthony Archer 2012
La Casa Oblicua IV: Una Noche
Escuché ruido afuera. Me levanté de
la cama y me asomé por la ventana. El paisaje había cambiado.Donde
antes había casas ahora había bosques y colinas. Estas eran verdes,
redondeadas. Los tallos de hierba brillaban en la penumbra por el
reflejo que ejercía la luna sobre la escarcha. Pequeños cúmulos de
niebla formaban extraños lagos que se movían lentos como sonámbulos
sin rumbo. Había mucho jolgorio abajo, al pie de la casa. Pude ver a
un grupo de hombres, montados a caballo que parecían prepararse para
ir de cacería. También había gente de pie, vestidos de forma menos
elegante que parecían vitorearlos entre gritos y aplausos. Una
jauría de perros aullaba con ellos sobreexcitada, algunos de los
canes olisqueaban el suelo o tratando de llamar la atención de sus
amos que reposaban sus nalgas elegantemente sobre la silla de montar.
Yo no salía de mi asombro y por un momento pensé que estaba
soñando. Sólo el intenso frío que sentía bajo mis pies descalzos
me hizo percatarme que en realidad me encontraba despierto.
─¿Te gustan las fresas? ─Escuché de
repente justo a mi lado.
Me giré y pude verlo, sentado a pocos
centímetros de mi, sobre el alfeizar de mi ventana se encontraba un
hombre, extremadamente delgado y de mediana edad, sus pies colgaban
hacia el exterior; iba ataviado con una chaqueta larga, gris podría
decirse sucia, sobre su cabeza se posaba un sombrero de ala ancha del
mismo color que el abrigo. Me miraba con los ojos encendidos, y me
sonreía, entre una ligera barba pelirroja, de una manera sardónica
mostrando una doble hilera de dientes enegrecidos y desordenados.
Había aparecido de repente como de la nada. Asustado cerré la
ventana, corrí las cortinas y me metí en la cama, tapándome la
cabeza con la colcha y así desperté a la mañana siguiente.
©Richard
Anthony Archer 2012
La Casa Oblicua V: Los habitantes
La casa tenía otra extraña
particularidad: podía transformarse. A veces aparecían nuevas
habitaciones o incluso pasillos donde antes había una pared. Pero no
sólo era eso, dichas estancias se llenaban de habitantes. Era gente
como nosotros, algunos permanecían ajenos a nuestra presencia; otros
interactuaron con la familia. Como si nos conocieran de toda la vida.
Lo raro era que nos parecía lo más normal del mundo.
©Richard
Anthony Archer 2012
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