Sin duda, el mejor momento de un
hospital es la noche. Con su llegada el dolor, pero sobre todo las
enfermedades, desaparecen y todo gracias al sueño. Éste posee una
magia especial que las vence por completo, relegándolas a un lugar
perdido entre las sombras mientras éstas esperan a que llegue la luz
y convertir de nuevo aquellos rostros placidos, que ahora yacen sobre
la almohada, en horribles muecas o miradas de desesperación.
©Richard
Anthony Archer 2012
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