─¿Me perdonas?
─Te perdono
─¿Y por qué me perdonas?
─Pues ahora que lo dices, no lo sé...
¿Crees que debería enviarte a la puta mierda?
─¿Me lo merezco?
─¿Tú qué crees?
─ Pues sí, mucho, pero yo te perdono
y si tú no me perdonas serás un necio y una basura y la gente se
reirá de ti, te odiarán y acabarán sintiendo compasión por mí,
aunque haya sido yo quien te haya hecho las mil y una perrerias...
─ Vale, pues entonces te perdono.
─ Gracias. ¿sabes? te amo mucho. Por
cierto, no me esperes despierto que he quedado con uno para darme un
revolcón y después reirnos de tu cara.
─ Descuida mi vida, dejaré la luz
del recibidor encendida no sea que te tropieces con el mueble de la
entrada y te hagas daño en el pie.
─¡Qué bueno eres! ¡Te amo!
─¡No, yo te amo mucho más! Ya sabes
que sin ti soy una sombra en la oscuridad.
©Richard
Anthony Archer 2012
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