miércoles, 13 de noviembre de 2013

La Casa oblicua III: La Columna

En la columna, junto a la pared, había un desconchado, bajo él una serie de bultos. Comencé a retirar restos de yeso hasta que mis dedos arrancaron como el hueso de un aguacate. Cuando retiraba el quinto escuché un grito. Surgía del respiradero, en lo alto de la columna. Unas toscas y diminutas manos arrancaron la rejilla y un ser, parecido a una estatuilla africana, se abalanzó sobre mi.

©Richard Anthony Archer 2012


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