Asomó la cabeza por el marco de la
puerta. Cuando volvio a meterla le faltaba una oreja y la nariz,
había perdido un ojo y tenía el resto del rostro cubierto de
sangre.
─¿Qué ya se puede salir? ─ le
preguntó una voz femenina desde lo alto de las escaleras.
─¡No cariño, aun hace mucho viento!
©Richard
Anthony Archer 2012
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