Amaba tanto a su mujer que cuando
hacían el amor la empujaba con violencia. Un día ella se enfadó.
Él, llorando, le contestó que al igual que sus hijos deseaba con
locura habitar el interior de su útero. Su máximo anhelo era
envolverse en una placenta y alimentarse de ella mediante un cordón
umbilical. Ella lo miró asqueada. Dos días más tarde, cegado por la
incompre+nsión, la asesinó junto a sus dos pequeños.
©Richard
Anthony Archer 2012
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